¿Qué es la dacriocistitis?

La dacriocistitis es una inflamación o infección del saco lagrimal, una estructura que forma parte del sistema de drenaje de las lágrimas. Se sitúa entre el ojo y la nariz, justo por debajo del ángulo interno del párpado inferior.

Cuando el conducto nasolagrimal se obstruye —por infección, inflamación o traumatismo—, el líquido lagrimal se acumula, facilitando el crecimiento de bacterias. Esto provoca enrojecimiento, dolor y, en ocasiones, secreción purulenta.

Aunque puede presentarse a cualquier edad, es más frecuente en recién nacidos y en adultos mayores. Un tratamiento adecuado previene complicaciones como abscesos o celulitis orbitaria.

Causas más frecuentes

La obstrucción del sistema lagrimal es la principal responsable de esta afección. Cuando el paso de las lágrimas se ve bloqueado, el líquido queda estancado, creando un entorno propicio para la proliferación bacteriana.

Las causas más comunes incluyen:

  • Obstrucción congénita del conducto nasolagrimal, frecuente en lactantes.
  • Infecciones crónicas del ojo o nariz, que afectan el sistema de drenaje.
  • Traumatismos o cirugías en la zona nasal, que alteran la anatomía.

  • Inflamación de los senos paranasales.
  • Pólipos, desviaciones del tabique nasal o tumores, que ejercen presión sobre el conducto.
  • Enfermedades autoinmunes o inflamatorias crónicas, como sarcoidosis o granulomatosis.

Además, la acumulación de secreciones o cuerpos extraños puede actuar como desencadenante.

Tipos de dacriocistitis

Existen dos formas principales, diferenciadas por su duración y características clínicas:

Dacriocistitis aguda

Tiene un inicio repentino y cursa con inflamación visible, enrojecimiento y dolor localizado. A menudo se acompaña de fiebre y malestar general. Puede formarse un absceso con secreción purulenta al presionar la zona.

Dacriocistitis crónica

Se desarrolla de forma más lenta, con lagrimeo constante (epífora) y molestias recurrentes. No suele causar dolor intenso ni fiebre, pero puede alternar con brotes agudos. Es más frecuente en adultos mayores.

En ambos casos, el diagnóstico precoz evita complicaciones como celulitis orbitarias o infecciones recurrentes.

Síntomas más habituales

Los síntomas varían según la fase y el tipo de dacriocistitis. Reconocerlos permite actuar con rapidez y evitar secuelas.

Entre los más frecuentes encontramos:

  • Dolor en el ángulo interno del ojo, especialmente al tocar la zona.
  • Inflamación y enrojecimiento localizados, con sensación de hinchazón.
  • Secreción mucosa o purulenta al presionar sobre el saco lagrimal.

  • Lagrimeo persistente (epífora), incluso en ausencia de estímulos.
  • Fiebre o malestar general, en cuadros agudos.
  • Piel caliente o sensible sobre la zona afectada.

En lactantes, el llanto persistente, el lagrimeo constante y la secreción ocular pueden ser los primeros signos.

Diagnóstico de la dacriocistitis

El diagnóstico suele ser clínico, basado en los síntomas y en la exploración de la zona afectada. No obstante, en algunos casos pueden indicarse pruebas complementarias para confirmar la obstrucción o descartar otras patologías.

  • Prueba de fluoresceína: se instila un colorante en el ojo para observar si drena hacia la nariz.
  • Dacriocistografía: radiografía con contraste del sistema lagrimal.
  • Irrigación o sondaje del conducto lagrimal, especialmente en niños.
  • Cultivo de secreciones, si se sospecha infección bacteriana específica.

Un diagnóstico certero permite elegir el mejor enfoque terapéutico y valorar la necesidad de cirugía.

Tratamientos disponibles

El tratamiento dependerá de si el cuadro es agudo o crónico, así como de la edad y las características del paciente.

En casos agudos

En episodios de dacriocistitis aguda, el objetivo principal es controlar la infección y reducir la inflamación.

  • Antibióticos orales o tópicos, según la gravedad del caso.
  • Aplicación de compresas calientes varias veces al día.
  • Analgesia, si hay dolor importante.
  • Drenaje quirúrgico, si se forma un absceso.
  • Reposo relativo y seguimiento médico estrecho.

En la mayoría de los casos, la evolución es favorable en pocos días si se inicia el tratamiento de forma temprana.

En casos crónicos

Cuando hay una obstrucción persistente o episodios repetidos, puede indicarse una intervención quirúrgica:

  • Dacriocistorrinostomía (DCR): procedimiento que crea un nuevo canal de drenaje hacia la nariz.
  • Sondaje lagrimal en niños, si la obstrucción persiste más allá del primer año de vida.
  • Colocación de tubos de silicona, para mantener la vía abierta.

El tratamiento definitivo suele resolver los síntomas de forma permanente y mejora la calidad de vida del paciente.Mujer aplicándose gotas para los ojos

Cuidados en casa y prevención

Adoptar medidas de higiene ocular puede ayudar a reducir el riesgo de infección y controlar los síntomas leves en casa. También son útiles como refuerzo al tratamiento médico.

  • Evitar manipular o frotar los ojos con las manos sucias.
  • Mantener la zona ocular limpia, especialmente en bebés.
  • Aplicar calor local con compresas suaves, si hay molestias.
  • Completar los tratamientos antibióticos según lo prescrito.
  • Acudir a revisiones oftalmológicas si los síntomas persisten.

En casos recurrentes, un enfoque combinado entre oftalmólogo y otorrino puede ser clave.

 

¿Cuándo acudir al especialista?

La consulta oftalmológica debe ser prioritaria si aparecen síntomas compatibles con dacriocistitis o si ya se ha presentado un cuadro previo.

Consulta urgente si hay:

  • Dolor intenso o inflamación progresiva en el ángulo interno del ojo.
  • Fiebre acompañada de lagrimeo o secreción purulenta.
  • Abultamiento visible o endurecimiento en la zona lagrimal.
  • Episodios repetidos de obstrucción lagrimal en niños o adultos.

Un diagnóstico precoz y un tratamiento ajustado evitan complicaciones más serias y mejoran la recuperación.

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