El avance científico y la innovación farmacéutica han ayudado a aumentar la esperanza de vida de la población. Gracias a los medicamentos que cada vez son más complejos y específicos se pueden tratar multitud de enfermedades, infecciones y bacterias, ayudando a los pacientes a curar patologías o reducir los síntomas, permitiendo llevar una vida totalmente normal.

Pero el mal uso del medicamento puede llevar consigo consecuencias negativas y perjudiciales para la salud. Estas consecuencias pueden ser a corto plazo, pero también puede derivar en problemas a largo. Por ello es fundamental hacer un uso racional del medicamento teniendo en cuenta las recomendaciones de los profesionales.

En 1985 la Organización Mundial de la Salud (OMS) habló del concepto “uso racional del medicamento” y lo definió como:

“Los pacientes reciben la medicación adecuada -tanto en su indicación como en su forma farmacéutica- a sus necesidades clínicas, en las dosis correspondientes a sus requisitos individuales, durante un período de tiempo adecuado y al menor coste posible para ellos y para la comunidad”.

Es fundamental entender que esta definición no solo busca garantizar, en la medida de lo posible, la accesibilidad a los medicamentos para todas las personas. Dentro de este concepto se habla de las dosis correspondientes durante el periodo necesario, en función de las necesidades, es decir del consumo correcto y responsable.

Además, en 2010 la OMS publicó una estimación en la que se indicaba que aproximadamente un 50% de los medicamentos que se recetan, o se venden, se hace de forma inadecuada.

Otro dato sorprendente es que el 50% de los pacientes no los toman correctamente. Sin perder de vista el dato más preocupante, en el que se estima calcula que un tercio de la población no tiene acceso a medicamentos esenciales.

Teniendo en cuenta los dos primeros datos, relacionados con la mala venta y el mal consumo, cada vez hay mayor concienciación por parte de los profesionales a la hora de recetar o vender dichos medicamentos. Pero los pacientes siguen haciendo un mal uso de estos.

Consecuencias del uso inadecuado de los medicamentos

En la mayor parte de los casos el uso inapropiado se debe a que el propio paciente utiliza medicamentos por decisión propia y sin consultar a ningún especialista. Este tipo de práctica es muy común en todo el mundo y se conoce como automedicación.

También el profesional debe ser el encargado de dar las pautas correctas de consumo, recetar solamente en los casos que sean necesarios así como vender los medicamentos dentro del marco legal y no suministrar medicamentos con necesidad de receta sin que el paciente la tenga, ya que con esto se fomenta la automedicación.

A corto plazo un mal uso del medicamento puede provocar todo tipo de problemas desde poco relevantes hasta muy severos, como intoxicaciones u otro tipo de patologías. Esto dependerá por un lado de los efectos secundarios de la propia medicación, de la cantidad consumida y por otro de la propia situación física del paciente.

Además, ciertos medicamentos pueden tener contraindicaciones o no pueden ser consumidos a la vez que otros, ya que se podría reducir la efectividad de ambos o producir problemas más serios.

Las consecuencias a largo plazo preocupan particularmente a los profesionales e investigadores. El aumento en el consumo de determinados medicamentos y el mal uso está aumentando la resistencia a los antimicrobianos. Muchas de las bacterias tratadas por medio de estos medicamentos se están volviendo resistentes y por tanto con el tiempo aumentará la dificultad para tratar determinados problemas y enfermedades. Esto puede llevar al aumento de la gravedad de las infecciones que en la actualidad y gran parte de los casos se pueden tratar con antibióticos.

¿Qué hacer como paciente?

Como pacientes, para hacer un uso racional del medicamento lo primero que se debe tener en cuenta es que bajo ningún concepto se debe automedicar.

La automedicación no consiste únicamente en la ingesta de antibióticos cuando se está enfermo. Muchos productos, como pomadas, ungüentos, etc., pueden contener componentes que requieren utilizarse con cuidado,  en condiciones especiales y bajo receta. Por ello antes de utilizar cualquier tipo de tratamiento, es imprescindible consultar a un profesional.

Otro factor que se debe tener en cuenta como paciente a la hora de utilizar medicamentos es seguir estrictamente las recomendaciones del profesional. Siempre se debe cumplir el tratamiento tal y como lo ha recomendado el profesional, evitando las malas prácticas como finalizar un tratamiento por decisión propia o alargarlo sin consultar. Además, es importante consumirlo o utilizarlo en las franjas de horas establecidas por el profesional.

También, si en alguna ocasión se ha sufrido el mismo problema y se tiene medicación sobrante, no se debe utilizar ni tampoco se debe comprar el medicamento en la farmacia. De nuevo, y a pesar de que el problema pueda ser el mismo, siempre se debe hablar con un profesional que ofrezca la mejor solución.

Además, antes de comenzar cualquier tratamiento, el paciente deberá informarse de los posibles efectos secundarios y cómo actuar ante la aparición de estos. La información necesaria aparecerá en el prospecto, pero también se puede consultar con el médico especialista e incluso pedir información a un farmacéutico.

¿Qué hacer como profesional?

Una de las principales tareas como profesional es la concienciación a los. Es importante que la sociedad se conciencie y reduzca el consumo de medicamentos sin receta o el mal uso de estos ya que en la actualidad esta práctica está muy extendida y no se le da la importancia que realmente tiene.

Los profesionales también deberán recetar los medicamentos realizando previamente un estudio y análisis de los síntomas, buscando ofrecer el mejor tratamiento posible. Esto quiere decir que se tienen que recetar medicamentos específicos, como antibióticos para determinas infecciones y no de amplio espectro.

También es fundamental especificar al paciente los objetivos del tratamiento, detallando el protocolo a seguir, la frecuencia, la duración y los efectos secundarios.

Para conseguir los objetivos el profesional deberá hacer un seguimiento durante el tratamiento, teniendo en cuenta la severidad del problema, así como al finalizar el tratamiento. Con ello se podrá valorar si el problema ha sido resuelto o por el contrario hay que ver otras posibles soluciones.

Como se ha podido observar, la aparición del medicamento y la evolución en la ciencia está ayudando al ser humano a solucionar problemas que hace años eran causas de graves enfermedades. Está en la mano de todas las personas, profesionales y pacientes hacer un uso racional de los medicamentos y contribuir a que la evolución siga siendo positiva.